lunes, 12 de agosto de 2013

Eight days a week

Una semana de vacaciones no da para mucho, se trata, pues, de aprovechar todos y cada uno de los momentos que sean aprovechables. Lidiar con los menos agradables, que haberlos, haylos, lo más cuerda y dignamente posible para que no te ocupen más de lo necesario.
Encontrar colores perfectos que te inspiren para nuevos proyectos:
Encontrar belleza en la sencillez:
Pasar buenos y gastronómicos momentos con amigos:
Preparar más de esos momentos:

Tratar de remediarlo al día siguiente a golpe de bici estática y tejiendo seda frenéticamente (para quemar más calorías):

Recibir más amigos de ignotos lugares que traen singulares (y exquisitos) regalos:
Reencontrar el placer de la lectura con ésta novela, que me ha cautivado de principio a fin:
Bañarme en agua cristalinas:

Y acercarme a la estafeta para enviar este chal con su nueva dueña, que vive retirado:





Hecho con lo que me quedaba de Basel (discontinued- ¡ay!) de haber hecho ésto y ésto:

Como siempre, más info, aquí

3 comentarios:

albis dijo...

Ya lo creo que los has aprovechado!

Me imagino que ese Ishbel (es un Ishbel, no?) no es para mí, pero oye, que esos colores me encantan así que si el paquete se pierde por el camino y regresa a tu vera, no lo dejes sin hogar!

Nos vemos pronto (espero)

Marta dijo...

El que son les vacances, vaja, relax i diversió.
M´encanta el color del xal.
Una abraçada

Laia dijo...

Quines vacances més frenètiques! però el xal mola! I el jalar, nyam!