miércoles, 19 de febrero de 2014

Los regalos reconocidos

Los que hacemos artesanías sabemos que hay que ser muy selectivo a la hora de hacer un regalo elaborado con tus propias manos. Es difícil encontrar a alguien que sepa apreciar las horas, el trabajo, la dedicación, la perseverancia y el cariño que hay que invertir para que salga una pieza. Nada más descorazonador que entregar algo a alguien que te dice que muy bonito y observar que tu obra pasa al grueso de otras prendas provenientes de cualquier inditex o similares. Este temor no lo tenía mientras tejía este chal para Natalia. Natalia es una artistaza de la aguja, que hace vestidos inspirándose en obras maestras de la Historia del Arte, bordando a mano sus motivos. Una pequeña muestra de sus primores la podéis ver aquí. Y como artesana que es, supo apreciar el regalo que le hacía. Una gran satisfacción para mí.








Baslace de Greta and the fibers. Más detalles, aquí.

sábado, 8 de febrero de 2014

La bolsa y la vida

Todo el mundo ha pasado por esa situación en la que le haces un regalo a un niño, un juguete espléndido y carísimo que te has ido a buscar a Regent's Street, y el niño no le hace ni caso mientras se embelesa con la caja en la que lo has metido para dárselo, una caja que has comprado en los chinos de al lado de casa por 1 euro o poco más. Pues algo parecido me pasó hace ya tiempo cuando una compra que hice online llegó metida en una bolsa de tela no tejida, con las letras de la marca, pero con una forma perfecta para mi objetivo. Forma oblonga, más ancha que alta, como dicen Les Luthiers muy acertadamente, que se adaptaba perfecta y precisamente a los cachivaches del gimnasio. He estado llevando esa bolsa un montón de tiempo, unos cuatro o cinco años, dentro de mis bolsos, dentro de otras bolsas donde compartía espacio con fiambreras, bocadillos, frutas, labores, yogures, libros... La he metido en la lavadora cienes de veces y hoy he decidido hacer otra con la misma forma y retirar a mi ilustre amiguita. He aquí el resultado:

Y unos días atrás estuve haciendo unos mitones con lana finita, lace que le llamamos, con los restos que me quedaron de este chal. Y todavía sobró, quizás me dé para hacer otros, con menos florituras, pero decentes. Está claro que no son operativos en climas muy fríos, pero engañan: merino y seda, uno aísla y el otro abriga, o sea, que tampoco hay que dejarlos para una noche de verano. Espero que le gusten a la persona a la que se los voy a regalar. Yo los encuentro monos.






Más info, aquí.